miércoles, 29 de octubre de 2014

El nuevo restaurante italiano FORTE se disfruta con los cinco sentidos



¿Te acuerdas cuando decíamos en El Huerto de Lucas que somos lo que comemos, pero también lo que tocamos, olemos, vemos y oímos? Cuántas veces pasa que la comida está riquísima pero apenas se ve, por la mala iluminación, o que hay tanto ruido que no puedes oír a tus compañeros de mesa.

Comemos con los cinco sentidos, y es lo que hemos tenido en cuenta a la hora de diseñar nuestro último proyecto: el restaurante italiano FORTE, que ha abierto sus puertas en la Calle Serrano nº 85. Aquí, el sentido del gusto y el olfato lo cuidan con cariño Mattia, Andrea y Ranieri, con sus pizzas y vinos. Del resto de los sentidos nos encargamos nosotros, con la colaboración de la diseñadora y artista 
Alicia Velázquez. ¡Te vamos a contar cómo!


Empezamos por pensar con lógica "eco" qué se podía reutilizar (con algunos retoques) y qué sencillas operaciones podrían suponer un gran cambio en el espacio.

El acceso no invitaba a entrar, y el interior se veía oscuro y un poco intimidante. Es importante ver lo que hay dentro para que te apetezca entrar, así que abrimos el espacio hacia la calle quitando los obstáculos. ¡Fácil, y directo a la mesa!



Este primer espacio de mesas y sillas altas, muy volcado al exterior, está recorrido por una barra donde se sirven vinos y copasFíjate como era este sitio antes (a la izquierda), con colores oscuros y un espacio muy cerrado sobre sí mismo, y cómo es ahora (a la derecha):



El local existente tenía problemas como falta de luz (no se veía nada de nada) y mala acústica. Es increíble cómo cambia el espacio con una cuidada iluminación, pintar de blanco paredes y techos y abrir las ventanas para maximizar la escasa luz natural. Con unas sencillas operaciones, ¡obtenemos grandes mejoras!






También se han reutilizado algunos de los muebles existentes en el local antes de la reforma, tapizándolos para adecuarlos al nuevo entorno. ¡Casi no se reconocen!





La vista es el sentido del que normalmente nos fiamos más. Por eso, ahora al entrar al local unas enormes letras con el nombre del restaurante "FORTE" te invitan a pasar hasta el fondo. Tú hazles caso y déjate llevar. 



Junto con Alicia Velázquez hemos cuidado cada detalle para que el espacio acompañe a la experiencia gastronómica. Por ejemplo, los colores empiezan por un intenso rojo que abre el apetito. El espacio rojo tiene un ambiente desenfadado, que invita a quedarte a picar algo un poco rápido o tomarte una copa antes de comer. Aquí los clientes pasarán menos tiempo que en el resto del local, y el movimiento será más ágil y rápido. Este movimiento, paralelo a los colores, se relaja gradualmente a medida que te adentras en el restaurante. El siguiente espacio, blanco, es más calmado, con mesas para comer tranquilamente. El último es verdeun color muy fresco y relajante. Está completamente alejado del bullicio de la calle, y pensado para sobremesas más cómodas y prolongadas


La iluminación del restaurante maximiza la entrada de luz natural, abriendo las ventanas a la calle y al patio interior. Esta luz se refuerza con retroiluminación en las ventanas interiores y lámparas especialmente diseñadas para el restaurante por el estudio more-co y el taller madrileño Pacaya.

El oído se cuida mucho en este proyecto. Se ha instalado en las paredes un chapado de lamas de madera y paneles acústicos, que tamizan el sonido y evitan rebotes y ecos incómodos. Las cortinas que separan los tres espacios y el tapizado de los muebles absorben el sonido y ayudan a crear un ambiente más cálido.

El tacto también está muy presente, y las texturas de los materiales cambian en los tres espacios. Al principio son duras y frías, como en los mármoles de las mesas y las sillas planas; para después volverse más blandas, rugosas y cálidas, como en los mullidos bancos corridos o en los butacones reutilizados, tapizados en tonos tierra y verdes con suave textura.

Si te animas a ir, no dudes en contarnos tu experiencia y cuál ha sido tu zona preferida.¿Sabrías decirnos por qué?

Fotografías de Javier Ortega y estudio more-co.

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